GRANDES AMIGOS

"Grandes Amigos" explora la gran amistad de dos hombres jóvenes, cada uno con sus oscuridades y sus luminosidades, que desemboca en una extraña y pasional atracción.
La música, el teatro, el canto y la imagen se combinan en esta obra, plena de sensualidad y poética en sus imágenes

Intérpretes Alfonso Barón, Maximiliano Michailovsky
Dirección Mayra Bonard
Música original: Diego Frenkel, Paula Maffia.
Otras músicas: Ella Fitzgerald, Bjork, Mark Ribot, Yoko Ono


video: Dani Bohm







"...Dos cuerpos muy trabajados dan muestra de un fuerte erotismo ...y en cada acto demuestran una necesidad particular y eso es muy movilizador para quien observa. Bonard logra construir unas imágenes sumamente poéticas también, hay mucha belleza en ellas. La directora construye un mundo plagado de pasión y muy sensible.
Carlos Pacheco, La Nación

“…G.A no se ubica en ningún punto del arco moral…Estos hombres de mares y soledades no pueden ser identificados con estereotipos,ni se atienen a modelos preexistentes, ni estéticos ni teóricos.
La inmensa libertad que rezuma esta obra… libertad narrativa, coreográfica e incluso ideológica …”
Lucho Bordegaray, Llegás.

"...la obra transcurre entre toques de humor y en donde la vibración trepa alto..."
Verónica Engler, Página 12

"En G.A, Mayra Bonard diseña una obra fuerte y extraña con atmósferas cercanas a ¨Querelle¨, de Fassbinder..."
Eduardo Giorello, Ambitoweb.





Ph: Bruno Stecconi

¿En qué idioma se expresa el deseo?
Es de noche. En un puerto de cualquier lugar dos trabajadores empiezan a desplegar una soga invisible bajo la luz azul de las estrellas. Seducir es tensar ese hilo hasta llegar al otro, mediante palabras disparadas por la voz o por el cuerpo. El puerto es un lugar de paso, el lugar clásico de la confusión, donde conviven todos los idiomas y todas las historias. Para estos hombres, lo demás no existe. Ellos dos son todos los hombres, los que llegan, los que se van y los que permanecen. Lo único a desarrollar es el propio juego: acercarse y repelerse, seducir y dejarse contemplar en un contrapunto mágico. Bajo el cielo oscuro, no hay nada más misterioso que el cuerpo del otro. Llegar a él implica un camino que cruza el juego adolescente, la tensión erótica de la violencia, la vibración masculina de los torsos. Intentar llegar al otro es quedar al descubierto, es mostrar el proceso. Es elegir una voz propia, porque ¿en qué otro idioma se expresa el deseo?

Javiera Perez Salerno